En una reciente
visita a Madrid, quedé tristemente sorprendida de que 30 años después, l@s
chavales y chavalas en Madrid, siguen "aprendiendo" lengua y
literatura igual que lo aprendía yo. Quizá el caso más significativo fue con
una niña roma de 9 años. Durante mi trabajo como voluntaria en una ONG en un barrio de clase trabajadora madrileño, ayudé a esta niña a hacer sus deberes de lengua. Como deberes tenía
que clasificar las palabras de cada frase que la profe le escribió.
"La": determinante, singular y femenino; "Casa":
sustantivo, femenino y singular... En uno de los descansos, la niña cojió un
libro que parecía ser para niñ@s de 4 años y me di cuenta de que leía
con bastante dificultad. ¿Qué está aprendiendo esta niña con esos deberes? ¿por
qué tienes deberes? ¿qué es lo que un niñ@ de 9 años debería aprender en una
clase de lengua y literatura? ¿interés por la lectura? ¿escribir? ¿buscar y
sacar su voz a través de la escritura en sus múltiples géneros? ¿conocer cómo apropiarse de la lengua que habla? ¿cómo l@s maestr@s pueden crear
espacios de aprendizaje donde l@s chavales y chavalas puedan sentirse
identificad@s para que el aprendizaje ocurra?
Aquí os dejo un
tema que, en mi opinión, tiene un gran potencial pedagógico, crítico y
feminista para el aula del instituto. Con él se pueden explorar temática social
de actualidad, concretamente, la hipersexualización de la mujer en la sociedad. Además, se puede explorar el currículo de literatura y acercar a l@s
estudiantes las figuras retóricas o la métrica y dejar a un lado, por un rato, a Garcilaso de
la Vega (al que adoro!)
Hipersexualidad, por Virginia Rodrigo
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